lunes, 9 de agosto de 2010

Los mayores ‘flops’ del 2010

Hoy en día, ser una discográfica no es nada fácil. Si no estás dentro del rubro independiente y estás acostumbrado a los grandes números y te balanceas sobre los peligrosos precipicios del mercado mainstream (en el que la piratería está a la orden del día y en el que las tendencias avanzan y se reconfiguran con mucha veloccidad), hay demasiadas probabilidades de que uno de tus artistas te de una gran desilusión y termines con el grito en el cielo debido a las bajas ventas que registra. En otras palabras, desearías no ser alguno de los sellos que publicó los discos que aparecen en esta lista, “los mayores flops de 2010″


Kelis – Flesh Tone
La norteamericana Kelis presentó las noticias de su nuevo álbum de manera muy 2.0 y lanzando nombres que generaron una gran expectativa. Benny Benassi, David Guetta, La Roux, y demás productores reconocidos iban a aparecer acreditados en su quinta placa de estudio, según lo compartía en las redes sociales. Desde que el primer single, “Acapella”, apareció en la red, la prensa comenzó a adorar su propuesta como una de las más sobresalientes de la escena del pop (un poco menos alejada del R&B), y eso pudo palparse cuando Flesh Tone salió a la calle. Aunque dentro de éste consagró bastantes himnos que adornaron el dancefloor europeo, se dió de lleno contra algo bastante feo: registró ventas exageradamente deprimentes.



Nick Jonas & The Administration – Who I Am

Nick Jonas es uno de los miembros del trío teen-pop-casto Jonas Brothers. Aprovechando el momento de hiato de esta banda (mientras su hermano mayor contraía matrimonio y el del medio seguía poniendo su participación en los largometrajes de Disney), se encerró en el estudio a finales de 2009 a grabar un álbum solista junto con un grupo de músicos de verdad (como Michael Bland o Tommy Barbarella, conocidos por colaborar en los sets en vivo de Prince), con la intención de hacer música más “madura”. El resultado, Who I Am, que publicó bajo el nombre Nick Jonas & The Administration, incluso incluyendo influencias del jazz, funk y soul norteamericanos, terminó siendo bastante desagradable. Y lo peor es que también conoció el fracaso comercial.


Miley Cyrus – Can’t Be Tamed
Aunque tuvo escándalos bastante grandes y desde hace un buen rato y ya es un infaltable must de la prensa rosa día tras día, otra de las mascotas de Disney, Miley Cyrus, protagonista de la serie Hannah Montana, concretó formalmente su transición a mujer adulta con Can’t Be Tamed, un disco en el que intentó crecer en el mal sentido. Intentando emular a sus compañeras de discográfica, Hilary Duff y Lindsay Lohan (también actrices-niñas de sus películas y series de televisión), buscó acaparar el mercado de manera más amplia siguiendo el camino de las hormonas, música provocadora que abandona el pseudo-punk y se mete de lleno en la pista de baile. Y sí, lamentablemente le fue de la misma manera que al caballero del ítem anterior.



Christina Aguilera – Bionic
La hype que el mundillo alternativo le generó al lanzamiento del cuarto álbum de Christina Aguilera, programado para 2010, fue extremadamente en vano. Habiendo reclutado a M.I.A., Santigold, Le Tigre, Goldfrapp y otros en la producción y composición de su nuevo material, lo suyo, aprovechando una de las voces más dotadas del mundo del pop, podría haber sido una de las maravillas electrónicas de la década. Pero lugar de eso, intentó hacerle competencia a las artistas revelación como Lady GaGa o Ke$ha haciendo que todo ese gran staff trabaje para hacer un pop hueco al que le sumó su personaje como ícono (exageradamente) sexual, que adquirió con los años. A pesar de que la reacción de los críticos pudo ser peor, las copias se quedaron en la tienda: supo conquistar los charts con aquella expectación durante la primera semana, pero luego batió los records de las caídas más grandes desde las altas posiciones.

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